El Gobierno y el Fondo Monetario Internacional ultiman los detalles del acuerdo definitivo con que luego deberá ser enviado al Congreso para su posterior tratamiento y sanción. Argentina y Washington se pusieron de acuerdo con el principal ítem que venía frenando las tratativas: la reducción de subsidios a las tarifas de energía.

Los subsidios a las tarifas de energía alcanzaron en 2021 los US$ 11.000 millones, es decir un 2,3% del PIB, casi todo el déficit fiscal al que se comprometió llegar nuestro país en 2022 (2,5%). El FMI insiste en reducir los subsidios con un dato en la mano: los subsidios a la energía se incrementaron +77% respecto a 2020 y +131% respecto a 2019.

En ese sentido, el borrador de memorándum que circuló en las últimas semanas contempla que, ante un empeoramiento de la situación mundial, se revisarán las políticas “en consulta con el personal técnico del FMI. Esa dinámica se vio antes de lo que se esperaba con la invasión rusa en Ucrania.

La oferta desde Argentina era un aumento generalizado en las tarifas del 20% y un aumento al 10% “más rico” de la población, que implique un reflejo total del costo de la energía en las facturas. En ese marco, el organismo pedía un incremento en las tarifas del 60% sumado a la segmentación

Por su parte, el Gobierno analizó salidas alternativas a la propuesta original y al “tarifazo” que proponía el organismo. Los funcionarios venían prometiendo que las boletas “iban a correr por detrás de los salarios”.

Finalmente, el Ministerio de Economía y el FMI llegaron a un consenso. En primer lugar, habrá una quita de subsidios para el 10% con mayores ingresos que pasarán a pagar el total de la factura. 

Por otro lado, las tarifas de los sectores de menores ingresos aumentarán durante el corriente año sólo 40% de lo que lo hagan los salarios medidos por el índice de variación salarial, mientras que habrá subas del 80% de ese indicador para los demás hogares.

Esta propuesta va en línea con la Ley de Emergencia Tarifaria que vetó Mauricio Macri en 2018, cuando la intención de la oposición en aquel momento era que las tarifas fueran por detrás de los salarios luego de los "tarifazos" de 2016 y 2017.

“Los costos de provisión de suministro eléctrico y gas treparán por encima de la  inflación promedio de 2022, debido a la menor generación hidroeléctrica por sequía y la suba en dólares de insumos importados (gas, gasoil y/o fueloil), que podría agravarse con el conflicto Rusia-Ucrania”, precisó la consultora Equilibra.

Por otro lado, la consultora resaltó que si las tarifas de energía eléctrica aumentan sólo 20%, los subsidios treparían 84% (unos US$ 12.000 millones) y pasarían del 1,9% al 2,3% del PBI. “Para que no aumenten en relación con el PIB, las tarifas deberían subir un poco más que la inflación esperada”, mencionaron. 

“Si las tarifas de gas aumentan sólo 20%, los subsidios a la provisión de gas pasarían de 0,4% del PBI en 2021 a 0,6% en 2022. Si, en cambio, suben los costos, los subsidios se elevarían 65% a lo largo del año, alcanzando 0,5% del PIB”, concluyó Equilibra.