GS1, “el arma” que desarrolla Economía para controlar los precios con la trazabilidad
La secretaria de Comercio y la AFIP buscan encontrar en la cadena productiva y de ventas, el eslabón en donde se aceleran las remarcaciones, para llegar al tan ansiado acuerdo con las empresas.
Luego de que las empresas alimenticias afirmaran que, en el panorama actual, es imposible alcanzar un acuerdo de precios con una devaluación de por medio y aumentos de salarios y costos, el ministerio de Economía trabaja en un sistema para lograr la “trazabilidad” de la cadena de valor.
Así lo anunció este lunes el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) Carlos Castagneto, quien aseguró que “la semana que viene vamos a tener la trasabilidad (de los precios) de la canasta básica, desde el inicio hasta el consumidor".}
A pesar de la devaluación del 21 % lanzada después de las PASO, las empresas, con los beneficios fiscales que otorga el Gobierno “no tiene que impactar en la inflación, porque los productos que integran Precios Justos” están dentro de un programa de incentivos. Además, y a partir de la trazabilidad, “que tendremos con el GS1 vamos a controlar muy fuerte” los valores de esos productos, dijo Castagneto.
Los estándares GS1 crean una base común para los negocios al identificar de manera única, capturar con precisión y compartir automáticamente información vital sobre productos, ubicaciones, activos y más.
El gobierno quiere firmar con las empresas de alimentos, limpieza e higiene, un nuevo acuerdo de precios para que los valores de esos bienes no aumenten más del 5% mensual hasta las elecciones de octubre. Pero el miércoles pasado, la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), advirtió que "pretender que la industria de alimentos y bebidas pueda absorber el impacto de la reciente devaluación es negar el marco de desequilibrios de costos y precios que afecta a este sector, al igual que al resto de la cadena de valor", y rechazó en ese marco, un nuevo acuerdo.
Según la consultora LCG, los alimentos fueron los primeros en acusar el impacto de la devaluación desatada después de las PASO y tuvieron un aumento del 4,1% en la tercera semana de agosto, 1,9 punto porcentual más que en la semana previa y el mayor incremento porcentual en por lo menos un año. LCG también precisó que en los primeros 18 días del mes el incremento de los precios de los alimentos ascendió al 7,5%.