El ministro de Economía, Sergio Massa, promete alivio fiscal para industriales que usen sus dólares para importar, mientras la actividad económica ya muestra los efectos de las restricciones para pagar insumos. El año terminará en buenos niveles, pero el panorama para 2023 es complejo. La suba de tasas de interés también preocupa a los empresarios, aunque forma parte del combo del tigrense para intentar bajar la inflación.

Durante su visita a la sede de la Confederación Empresaria de la República Argentina (Cgera), Massa recibió unas cinco propuestas por parte de la entidad entre las que se encontraban una modificación en el blanqueo de capitales, que figura en el artículo 72 del Presupuesto 2023, para empresas que quieran pagar con sus propias divisas las importaciones de insumos. Esa medida había sido planteada por Cgera, en el marco de los endurecimientos en el acceso a dólares desde finales de junio ante la escasez de reservas del BCRA.

"Cuando usted es importador de un insumo o de un bien intermedio le cobran dos veces el IVA (aduanero e impositivo), lo que estamos tratando es evitar la doble imposición y que eso funcione como premio para las empresas que quieren importar con sus propios dólares", explicó el ministro. La modificación, que se realizará mediante el decreto de reglamentación, implica eliminar el cobro del impuesto dos veces.

Si bien esto será un alivio, el principal problema que enfrentan las problemas del sector productivo es la restricción de acceso a dólares del Banco Central para pagar sus importaciones. En Economía se defienden e incluso resaltan que “más de 24.000” empresas accedieron al Mercado Único Libre de Cambios desde que el 17 de octubre comenzó a funcionar el nuevo Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA).

De todas formas, la economía ya sufría los efectos de la escasez desde junio y en septiembre marcó una baja mensual del 0,3% desestacionalizada. A pesar de que el crecimiento fue del 4,8% interanual, hubo una marcada desaceleración respecto al 6,6% de agosto. Es que la utilización de stocks en fábricas y el consumo como cobertura frente a la inflación de quienes tienen cierto nivel de poder adquisitivo funcionaron como incentivo a la actividad, que terminará el año con un crecimiento del 5%, mayor al esperado.

Pero el último trimestre marcará una desaceleración importante. Por caso, la producción industrial siguió en el camino de caída en octubre según datos preliminares que maneja el Gobierno y los analistas, en base al consumo energético. La pérdida del poder adquisitivo juega un papel importante, pero allí hubo un parate de importaciones debido a la puesta en marcha del SIRA.

Los empresarios de Cgera también manifestaron su preocupación por los efectos negativos de la suba de la tasa de interés, aunque Massa reconoció que la misma responde a la "gran responsabilidad de bajar la inflación". Esta no es solo una inquietud de esta entidad, Según la UIA, “el mayor costo de financiamiento ya tuvo impacto en el sector privado. En octubre, se contrajo 12,7% interanual en términos reales, acelerando la caída respecto a los meses anteriores”.