Los dilemas de “frazada corta” se multiplican en cada frente. Es posible que la recuperación de las reservas netas del Banco Central, unos US$ 3.000 millones en el primer semestre, encuentre su techo hacia agosto, cuando se terminan de liquidar las exportaciones agrícolas, y al mismo tiempo la emisión monetaria se acelere, advirtió el Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL). 

La casa de estudios de la Fundación de Mediterránea destacó que el Banco Central, merced al fuerte incremento de las exportaciones, en especial las agrícolas, “pudo hacer frente a una demanda de dólares por importaciones que se ha incrementado un 42,3 % interanual”. 

Al mismo tiempo, ha aplicado un estimado de US$ 900 millones a la “flotación sucia” del dólar libre (CCL) en las operaciones de compra y venta de bonos (AL30)” para evitar que suba en demasía la divisa.  

Sin embargo, “si las reservas netas comienzan a decaer”, por el menor nivel de liquidación de exportaciones, “es posible que el Central tenga que dosificar el suministro de divisas en alguna de esas dos ventanillas”. 

En ese caso “si se cuotifican divisas a la importación, se estaría sacrificando nivel de actividad; si en cambio se debilita la intervención en el mercado libre del dólar, la brecha cambiaria podría ampliarse más de lo aconsejable”, destacó el último informe al que accedió Data Clave. 

El IERAL advirtió también que en un año electoral “una expansión del gasto extremadamente agresiva tendría que financiarse con emisión monetaria en alta proporción, cambiando abruptamente la tendencia de la primera parte del año”.  

De diciembre a junio, la base monetaria se ha deslizado a un ritmo del 1,8 % mensual, “contribuyendo a la desaceleración de la tasa de inflación observada en los últimos meses”, que pasó del 4,4% mensual al 3,6% 

Sin embargo, según consta en el Presupuesto de este año, “la expansión de la base monetaria debería acelerar hasta un ritmo del orden del 3,8 % mensual (25 % acumulativo) de aquí a diciembre”. En este marco, “una agresiva política fiscal podría derivar en nuevas presiones inflacionarias, en lugar de favorecer el crecimiento en el nivel de actividad”, destacó el informe. 

Considerando los últimos cuatro meses, se tiene una desaceleración de la tasa de inflación del 4,4 % para el promedio simple de marzo-abril de este año a 3,6 % para mayo/junio.  

Sin embargo “esa desaceleración de la tasa de inflación se corresponde un freno significativo en indicadores inmediatos y relevantes del nivel de actividad”, advirtió el IERAL. 

Puso como ejemplo que la recaudación de impuestos asociados al mercado interno del bimestre mayo-junio cayó 4,7 % en términos reales en relación al bimestre marzo-abril; el patentamiento de autos cero km se retrajo 17,6 %, y los despachos de cemento mermaron 9,1 % en este período, siguiendo el indicador desestacionalizado por IERAL.