Tras la difusión del índice inflacionario del mes de marzo -el más alto desde la salida de la convertibilidad- y en medio de las críticas de la oposición a la política económica del Gobierno, una funcionaria del Fondo Monetario Internacional cuestionó con dureza la situación económica del país. "La inflación está paralizando la economía en la Argentina", sentenció Ceyla Pazarbasioglu, economista turca y encargada de evaluar la consistencia de los números locales de cara al acuerdo firmado con el FMI.

Según la especialista, "la inflación es más dura para las personas más vulnerables" y es imperioso "domesticarla". En ese intento por domar la suba de precios es que "se están subiendo las tasas". En una entrevista televisiva, Pazarbasioglu aclaró que la decisión de Argentina de subir las tasas de interés al 47% "es parte del acuerdo que la Argentina cerró con el FMI".

En ese contexto, agregó: "Estamos viendo shock tras shock en la economía mundial, incluyendo crisis financiera, coronavirus y guerra". Hay muchos países que tienen "una deuda insostenible" que requiere un trabajo cuidadoso por parte del FMI, los gobiernos y el sector privado.

En el posteo que hizo en Twitter, la economista llamó a "a la comunidad internacional para que apoye urgentemente a los países vulnerables a través de acciones coordinadas que van desde la provisión de suministros de alimentos de emergencia, apoyo financiero, aumento de la producción agrícola y comercio abierto".

La inflación de marzo fue de 6,7%, la más alta en 20 años, y acumuló en el primer trimestre un aumento del 16,1% mientras que la variación interanual trepó a 55,1%. La escalada de precios del mes pasado superó todas las mediciones desde abril de 2002 cuando a la salida de la convertibilidad se había producido un pico de 10,2% en abril de 2002.

Para una funcionaria del FMI, "la inflación está paralizando la economía de la Argentina"

Guzmán, en la Asamblea del Fondo Monetario

Martín Guzmán y el presidente del Banco Central Miguel Pesce participarán la semana próxima en la asamblea de primavera del Fondo Monetario y el Banco Mundial, en una agenda que incluirá cambio climático, la persistencia de la pandemia y los efectos económicos globales de la guerra en Ucrania.

Para la Argentina implicará el primer contacto directo entre los funcionarios argentinos y los del FMI, tres semanas después de la aprobación del directorio y cuatro antes de la primera revisión trimestral de metas, prevista para mediados de mayo.

En el Gobierno deben calibrar las propuestas que debatirán respecto a las variables y políticas macro durante las conversaciones que se retomarán -al más alto nivel- en la capital norteamericana la semana próxima. A pesar de los reclamos internos, descartan cambios en las metas exigibles condicionales, es decir, en el objetivo de reducción de déficit primario (hasta 2,5% del PBI), recorte de la emisión monetaria para financiar ese déficit (1% del PBI) y acumulación de reservas por USD 5.200 millones este año.