Una serie de hechos sintomáticos se han producido estos días que, aunque por ahora muy débiles, van en el sentido contrario al ímpetu inicial del gobierno, en el sentido de achicar el peso -por tamaño y “regulaciones”- del Estado sobre la sociedad. Era obvio que algo tan nefasto como prolongar la prohibición de despidos, la doble indemnización y otras represiones al mercado continuarían, pero, dentro de eso, al menos el gobierno empieza a liberar algunos precios máximos y otras tarifas. Se avizora cierta intención de “austeridad”, como el fin del IFE, aunque, dicen los rumores, que al Ministro de Economía lo frena el área política.

Alberto Fernández dijo que "sobran las tierras fiscales", y que deben ser usadas para "producir alimentos" y que quiere "que las tierras del Estado improductivas vayan a quienes produzcan", lo que sería un avance si eso implica privatizar, y si la propiedad no va a parar a los amigos del poder, mucho mejor. Y la desregulación, aunque mínima, del Cannabis medicinal va por el buen camino ya que la “guerra contra las drogas” lo único que trajo hasta ahora es, precisamente, guerra.

Esta tendencia un poco más “ortodoxa” del gobierno se ve también en el mercado financiero y cambiario. La baja que venía encadenando el blue sin dudas fue artificial, forzada, ya que se debió en buena medida a "manos amigas" que ofrecían diariamente cerca de USD 1 M. Sin embargo, si el gobierno profundiza este camino “más ortodoxo” el precio del dólar podría moderar su escalada, una vez que retome los $ 195 desde donde lo bajaron a la fuerza, aunque no dejará de subir y mucho menos bajará.

El dato del aumento del IPC de octubre del 3,8%, según el Indec es la marca más elevada en lo que va del año y que, anualizada, implica niveles superiores al 56%. Ahora, esto sucede mientras gran parte de los precios están congelados desde comienzos de marzo y, tarde o temprano, se sincerarán con el blue como referencia.

El blue y la economía podrían desacelerarse, la vacuna también

Con lo cual todo indica que es probable que se dispare el IPC y que se contraiga la inflación -que no es el IPC sino el exceso de emisión sobre la demanda en tiempo real- que es la que verdaderamente marca el paso del blue. En cualquier caso, la economía seguirá cayendo dadas las represiones al mercado aún muy importantes y el aumento en las tasas: el BCRA dispuso incrementar la tasa mínima de los plazos fijos al 37% TNA a 30 días para imposiciones menores a $1 M y para el resto al 34%. Además, subió 2 puntos la tasa de pases pasivos a 7 días, quedando en 36,5% TNA, y un punto los pases a 1 día, al 32%.

Y el consumo probablemente siga cayendo. Como se ve en el siguiente gráfico, según la UIA, crece el número de empresas funcionando y, sin embargo, caen las ventas:

El blue y la economía podrían desacelerarse, la vacuna también

Ante la dificultad de salir al exterior o comprar dólares, los bonos que ajustan por CER -la mejor alternativa entre las opciones soberanas en pesos- han venido subiendo notoriamente días pasados. Pero mejor alternativa es invertir en dólares MEP -casi igual al “solidario”- y el CCL barato, y comprar CEDEARS.

Entretanto, Wall Street inspira moderada confianza. Desde Goldman Sachs (NYSE:GS) todavía ven posibilidades alcistas para el S&P 500 y elevan su precio objetivo para el índice hasta los 3.700 puntos a finales de 2020, 4.300 a fines de 2021, y de 4.600 para finales de 2022. Todo gracias a la fuerte presencia republicana en el congreso, lo que impediría las acciones más radicales de Biden, y la vacuna de Pfizer (NYSE:PFE) que probablemente resulte un fiasco desde el punto de vista sanitario -en términos de que no disminuirá la normal tasa de mortalidad global corriente- pero quita excusas a los políticos para seguir manteniendo los confinamientos y otras represiones. Por el mismo motivo hay que ser cuantos, porque los políticos no desarmarán con tanta facilidad el gusto que le han tomado a estas represiones.

También JPMorgan (NYSE:JPM) revisó su pronóstico de fin de año para el S&P 500 significativamente al alza y ahora asume que el índice superará su precio objetivo de 3.600 para finales de 2020 y ganará alrededor del 10%. A principios del próximo año debería alcanzar la marca psicológica relevante de 4.000. Para finales del 2021, el principal banco estadounidense ve potencial incluso de que pueda llegar hasta los 4.500.

Entretanto, en el globo habas se cuecen. Una de las noticias más comentadas entre los expertos es que el CEO de Pfizer (NYSE:PFE), vendió el lunes USD 5,56 M en acciones de la compañía (más del 60% de su participación), el mismo día en el que la farmacéutica anunciaba que su vacuna contra el coronavirus tenía una efectividad superior al 90%.

Mientras que la vicepresidenta ejecutiva de Pfizer también vendió acciones ese mismo día, también al precio de USD 41,94 cada una el día que las acciones de Pfizer cerraron con un alza de casi un 8% y desde entonces, a medida que en el mercado y las bolsas se enfrían la noticia de la vacuna ha bajado cotizando ahora a 38,62.

Estrategia que trae a la memoria otra operación de canje por parte de directivos de otra biotecnológica, Moderna (NASDAQ:MRNA) cuando el pasado 18 de mayo la compañía cosechaba máximos en Wall Street con subidas del 30% al anunciar resultados prometedores de su vacuna. Al día siguiente, el presidente financiero de Moderna ejerció 241.000 opciones por USD 3 M y luego los vendió de inmediato por USD 19,8 M, asegurándose un beneficio de 16,8 M.

Y, por cierto, hay que empezar a mirar el mercado asiático a medida que China, hoy la segunda economía del mundo, consolida y aumenta su liderazgo. Mientras Trump dejó el TPP de 11 naciones y parece difícil que Biden reingrese, las naciones de Asia Pacífico, incluidas China, Japón y Corea del Sur, acaban de firmar el acuerdo de libre comercio regional más grande del mundo, que abarca casi un tercio de la población, 2.200 M de personas, y del PBI global, USD 26,2 B. Son 15 naciones que también incluyen a Australia, Nueva Zelanda y los 10 miembros de la ASEAN que firmaron la Asociación Económica Integral Regional, o RCEP.