Durante su discurso ante el G7 en Alemania, Alberto Fernández realizó un pedido por el “cese de hostilidades” en la guerra que mantienen Rusia y Ucrania, al tiempo que consideró necesario “impulsar el diálogo entre las partes involucradas”. También resaltó la importancia de construir una nueva “arquitectura financiera internacional” con una revisión inmediata de la política de sobrecargos del FMI, un debate que el Presidente suele plantear en los foros internacionales desde que comenzó su gestión.

El mandatario argentino participó del encuentro de las principales potencias mundiales, al que había sido invitado en su última gira europea, como presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Allí centró su intervención en el conflicto bélico: “desde un comienzo reclamamos el cese de las hostilidades. Ahora necesitamos impulsar el diálogo entre las partes involucradas”.

La historia da cuenta de que cada conflicto terminó, con acuerdos logrados sobre la base de iniciativas concretas. Tomemos ya la iniciativa en procura de la paz. Hagámoslo antes de que sea demasiado tarde”, exhortó Fernández. Este último punto es en relación al vaticinio que realizó sobre la “Tercera Guerra Mundial” el mandatario de Estados Unidos Joe Biden en el último almuerzo final de la Cumbre de las Américas.

También aprovechó para detallar el impacto que está teniendo dicha guerra en la economía internacional, que calificó como “tragedia”. Entre otros, se refirió a los problemas de logística y de flujos comerciales, que ya habían sido impactados durante la pandemia a partir de 2020.  “La guerra promueve el gasto en armamentos en detrimento de la inversión en proteínas, salud o educación que tanto necesita la humanidad”, agregó.

Luego, recordó que hoy se cumplen 75 años de la conferencia de París que abrió el camino para el Plan Marshall, el cual asistió a los países europeos para recuperar sus economías luego del impacto de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, Fernández afirmó que en América Latina y el Caribe no sueñan con un nuevo plan de ese tipo, sino “con no ser discriminados por el mundo central y condenados a la marginalidad y al olvido”

Para hacer frente a los desafíos que impone el nuevo contexto, el mandatario pidió por una “nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo”. En ese sentido, manifestó que los DEGs emitidos por el FMI deben ser canalizados a través del Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad pero incluyendo a los países de renta media, como Argentina. 

“No deben ser instrumentos destinados a engrosar las reservas de bancos centrales que no los necesitan. Deben tener un sentido social capitalizando bancos regionales para financiar infraestructura requerida para el desarrollo que el cambio climático además exige”, añadió.

Por otro lado, insistió, tal como suele hacerlo en sus intervenciones, que “la política de sobrecargos cobrados por el FMI también debe ser revisada”. “Constituyen una penalización inadmisible en las circunstancias dramáticas que hoy vivimos. Así lo recomendó el G20 antes de que la guerra se desatara”, precisó.

Por último, cerró su intervención refiriéndose a la necesidad de implementar de forma “urgente” los derechos fiscales para las grandes corporaciones multinacionales, especialmente en la economía digital; el impuesto mínimo global como medio de implementación de protección climática; y un nuevo marco de tratamiento de las deudas soberanas.

“No nos interpela el tiempo de la codicia sino el de la fraternidad. Los paraísos fiscales generan infiernos sociales. Constituyen un ejemplo de injusticia social que posterga el derecho a un desarrollo sostenible e inclusivo”, lanzó Fernández. 

En tanto, el Presidente apuntó que es un “auténtico escándalo que no nos perdonarán las futuras generaciones, el hecho de que se esté incrementando el presupuesto mundial en armamentos destructivos, mientras aún no se han cumplido los aportes mundiales para el Fondo Verde del Clima”.

“Construir una paz sustentable supone también construir una paz climática. Sin ella sólo asistiremos a un aumento de migraciones forzadas y a la disminución de la productividad económica”, concluyó.