La Confederación General del Trabajo (CGT) y la dirigencia política del Frente de Todos parecen ir por caminos absolutamente distintos. Mientras en el Congreso se alista la estrategia para el pedido de juicio político contra los integrantes de la Corte Suprema de Justicia, en el mundo gremial se le pide “reacción” a los dirigentes y que haya conducción para evitar un retorno del macrismo al poder en 2023.

“Hay veces que uno no entiende la jugada de los demás compañeros”, fue lo que le dijo una fuente gremial a este medio respecto de la relación de fuerza interna que está teniendo el Frente de Todos. La frase fue para otro contexto e intentó dar respuesta a lo que actualmente es la pelea entre el Sindicato Único de Trabajadores de los Peajes y Afines (SUTPA) y la empresa AUBASA, que pertenece a la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, en tiempos actuales, es una síntesis que grafica perfectamente a la coalición oficialista.

En esa sintonía están el sindicalismo y la dirigencia. El distanciamiento es claro. Y uno de los principales detonantes fue la decisión del presidente Alberto Fernández de designar como jefe de Gabinete de Asesores de la Presidencia a Antonio Aracre, exCEO de Syngenta. En un debut fatídico en términos de resultado, el nuevo dirigente albertista expresó en una entrevista radial la necesidad de pensar nuevos mecanismos para una reforma laboral, algo que fue un puñal para la dirigencia gremial que sintió un “deja vu” de lo que fue las discusiones con el macrismo entre 2015-2019.

El descontento con esta designación generó críticas de todos los sectores sindicales y, luego de un largo tiempo, hicieron coincidir a Héctor Daer y Pablo Moyano. El primero, probablemente de los más moderados del sindicalismo, cuestionó a Aracre y dijo: "No sabemos qué es lo que propone, hay que preguntarle de qué habla, pero ninguna reforma per se va a traer soluciones al tema laboral si no se resuelve la política y la economía de nuestro país". En tanto, el líder de Camioneros, más tajante, lanzó: “Un chanta, es el pensamiento de los gorilas que tenemos dentro de nuestro espacio. Son gorilas. Esos son los errores que comete nuestro gobierno”.

Pero la llegada de un funcionario no es el único enojo del sindicalismo. La CGT toda, entiende, ve una clara falta de conducción política en los principales aparatos de poder que mueven la brújula del peronismo, tanto para organizar como para tener una agenda clara pensando en un 2023 electoral. Y el primero en dar la patada fue Pablo Moyano en AM 530: El presidente del PJ nacional es Alberto Fernández y el presidente del PJ provincial es Máximo Kirchner. Ellos deberían convocar y sentar al sindicalismo, a todos los movimientos sociales, a la parte política, a los gobernadores, los intendentes… Hoy no hay alguien con autoridad suficiente para que nos conduzca”.

“Hoy el peronismo es un cambalache, sin conducción nacional ni provincial”, cuestionó severamente el dirigente gremial de Camioneros. La crítica contra el jefe de Estado no es curiosa, pero sí contra Máximo Kirchner, con quien venían compartiendo agenda a lo largo de 2022 y hasta compartían actos para pedir “reacción” al Poder Ejecutivo. Un ejemplo gráfico de esto fue el último 17 de Octubre, donde Camioneros y la corriente sindical disidente de la CGT fue a Plaza de Mayo a acompañar a La Cámpora y la CTA. Del otro lado, la cúpula principal de la central obrera fue a Obras Sanitarias para lanzar un espacio político-sindical y pedir espacios en las listas.

Creer o no, las ideas de Pablo Moyano hoy están más cercas de esa CGT que de la conducción del peronismo encarnada en Alberto Fernández a nivel nacional y de Máximo Kirchner a nivel provincial. De hecho, pidió que haya competencia en las PASO. Estoy haciendo un llamado a la unidad del peronismo, nosotros como sindicalismo queremos ser parte de las decisiones del próximo gobierno. No puede ser que ante cada ley haya que ir a tocarles la puerta para que den el voto, tenemos que llenar de trabajadores el Congreso para que tengamos voz y voto”, reclamó.

La idea de que un dirigente vuelva a elegir con el dedo a un candidato parece que ya no tiene el consenso que logró Cristina Kirchner en 2019 cuando optó por evitar las PASO y que sea Alberto Fernández su candidato a presidente. Tal como adelantó Data Clave, las principales fuerzas vivas del peronismo exigen que haya un mecanismo de internas y que sea el electorado el que confeccione la mejor fórmula para competir contra Juntos por el Cambio.

“Lo mejor que puede pasar es que votemos en una PASO a ver quién va a ser el que nos represente y que lleve las banderas del peronismo en serio como eliminar Ganancias y otorgar asignaciones familiares universales”, planteó el líder de Camioneros. El mensaje del sindicalismo hacia la dirigencia política es simple: activen o abran el juego para que los gremios tengan voz y voto. Todavía no hubo una respuesta clara.