El domingo 15 de marzo Alberto Fernández anunció desde la residencia de Olivos la suspensión de las clases presenciales en todos los establecimientos educativos. La cuarentena obligatoria para todos los argentinos todavía era una simple especulación y para muchos podía representar un deterioro irrecuperable para la economía. Uno de los que pensaba así, por cierto, era el gobernador bonaerense Axel Kicillof.

En aquella conferencia Fernández comunicó que las escuelas “permanecerán cerradas durante 14 días”. Esas dos semanas se convirtieron, como sabemos, en cuatro meses. Y parece que vamos por más.

El ministro de educación nacional salió esta semana a agitar la posibilidad concreta del regreso a los colegios. De hecho, planteó que nueve provincias regresarían a la actividad en agosto. Catamarca, Corrientes, Formosa, Misiones, San Juan, Santiago del Estero, Santa Fe, San Luis y Tucumán fueron las elegidas, a partir de su favorable situación epidemiológica. Para el área metropolitana, el propio Trotta habló de una probable vuelta “antes de fin de año”, aunque sonó más a una expresión de deseo que a una estimación oficial. 

La Unión de Docentes Argentinos (UDA) es el gremio más representativos a nivel nacional y fue el más firme en poner reparos ante los recientes anuncios oficiales. Sergio Romero, Secretario General del sindicato, le aseguró a Data Clave que “no están dadas las condiciones por falta de infraestructura, sobre todo en las escuelas alejadas de las grandes ciudades”

El martes último Nicolás Trotta sostuvo una videoconferencia con los nueve gobernadores en la que, según se comunicó oficialmente, se acordó un regreso escalonado, con asistencia alternada, a partir de agosto. La prioridad en la vuelta sería para los estudiantes de los niveles más altos, tanto de primaria como de secundaria. Data Clave anticipó que Misiones fue la primera provincia en mostrarse disconforme con el acuerdo

La UDA realizó además una encuesta que arroja resultados muy poco alentadores. Según el sondeo, el 78% de las familias “no está de acuerdo” con el reinicio de las clases y, lo que parece más preocupante, el 82% desconoce los protocolos presentados por la cartera de educación. En cuanto a los docentes, el 48% aseguró no estar al tanto del protocolo y el 71% de ese total “no lo considera aplicable”. 

Uno de los lineamientos principales de la propuesta del ministerio tiene que ver con “capacitar a todo el personal y preparar a las familias antes de abrir las puertas de los establecimientos”. Ninguno de los dos puntos está cumplido por el momento.

Los gremios le ponen un freno a Trotta: "No están dadas las condiciones para la vuelta a clases"