El jueves el Senado dará media sanción al proyecto de Reforma Judicial gracias a la comodidad numérica que tiene el Frente de Todos en esa Cámara. Antes de eso, en un proyecto que ya tiene su suerte juzgada desde lo numérico, se registró un nuevo capítulo de tensiones entre oposición y oficialismo a las que se le sumó una pequeña disputa interna.

La aparición tardia del dictamen de la Reforma Judicial la incorporación de una propuesta del senador Oscar Parrilli para dejar explicitado en uno de los incisos del artículo 72 la posibilidad de que los jueces "denuncien presiones mediáticas" en el Consejo de la Magistratura removió las aguas. La primera versión que hizo circular el Gobierno fue que la encargada de seguir el debate era la ministra Marcela Losardo, quien supuestamente no había sido informada del retoque en el artículo. 

Losardo, según comentaron desde su círculo, se enteró por los medios del cambio. En el Congreso niegan que la ministra se haya enterado por los medios, el bloque oficialista recordó que el propio Parrilli propuso la modificación el 4 de agosto, el día en que Losardo participó del plenario de comisiones. "Se lo dijo en la cara", apuntan. Creen que la ministra se "vio sobrepasada" por la repercusión mediatica.

Parrilli aseguró que su modificación no "traerá" complicaciones de cara a la búsqueda de consenso en Diputados y señaló como positivo "poner en debate" la cuestión de los medios en la Justicia. Los que se sumaron a un encendido rechazo público son los mismo referentes de Cambiemos que sostenían en la previa una posición crítica contra la iniciativa.

"Si alguien propone en el recinto una redacción superadora se verá, pero estamos decididos a votar el proyecto como esta", aseguró un senador del oficialismo a Data Clave. La dificultad para sumar votos en la Cámara baja no viene por este último inciso, pero seguro que no aporta mucho en la búsqueda de un acuerdo.

Massa y Maximo a cargo de negociar

El tiempo es el principal objeto de deseo para el que no tiene tiempo. La carrera virtuosa y sin pausa que el oficialismo mostró en el tratamiento de la Reforma Judicial en el Senado es una señal que asusta a los bloques aliados en Diputados. La pandemia no genera el mejor de los mundos para que la iniciativa del Gobierno pase por la Cámara baja en un "trámite express".

En este goteo, el oficialismo ve como se desangra el poroteo de sus votos aliados en la Cámara de Diputados. Al confirmado rechazo de los diputados de Roberto Lavagna, este miércoles se le sumó la monobloquista tucumana Beatriz Avila. Que integra el interbloque Unidad Federal para el Desarrollo, uno de los que más acompañó al Frente de Todos durante estos 9 meses de gobierno "albertista".

Tanto Sergio Massa como Máximo Kirchner, presidente de la Cámara y titular del bloque oficialista, se han puesto al hombro las negociaciones con los distintos sectores con gestión para acercar posiciones de cara al debate que se viene en Diputados. Es por eso que, ambos participaron de una reunión con los gobernadores para solucionar una deuda que viene de la gestión macrista por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad a causa de la ley de Reparación Histórica a los jubilados.

Massa prometió un rápido tratamiento para un proyecto presentado recientemente que significa una enmienda a la situación. "Vamos a llamar a sesión el miércoles de la semana que viene. Estamos seguros de que vamos a tener el acompañamiento de todos los bloques, pero será responsabilidad de cada gobernador y cada gobernadora instar a sus legisladores a estar sentados en el recinto debatiendo y dándole a las provincias y al FGS este instrumento", pidió el tigrense.

Gerardo Morales, el aliado menos pensado

Las negociaciones con los gobernadores no se quedan solo en los proyectos económicos como el inminente Presupuesto 2021, la Reforma Judicial también entra en el combo. Fuentes del gobierno confirmaron a Data Clave que los jefes provinciales de Juntos por el Cambio buscan influir en los diputados para que consideren negociar con el oficialismo durante el debate de la reforma.

Es conocida la sintonía que ha mantenido el mandatario provincial de Cambiemos, Gerardo Morales, con el presidente Alberto Fernández en el manejo de la pandemia. En este momento delicado, desde el norte reclaman más ayuda que nunca, a cambio, en la Casa Rosada piden un apoyo en Diputados a la ley que reforma Comodoro Py.

Los contactos entre la casa de gobierno jujeña y los tres diputados que tiene Juntos por el Cambio por esa provincia comenzaron y se viven día a día. "Hay un ida y vuelta entre Gerardo y sus diputados por la reforma judicial", confirmaron en el parlamento a Data Clave. El delicado momento que atraviesa el mandatario, en el peor momento de su sistema sanitario con el clima político de la provincia encendido, impide que se ponga al hombro una disputa pública por la Reforma Judicial, por lo bajo, pide a sus legisladores que tengan en cuenta una postura abierta al diálogo.

Sin embargo, la posibilidad de torcer la decisión de los legisladores es difícil. Primero lo mencionado, la situación delicada que atraviesa Jujuy impide al gobernador "meterse de lleno" en el tema. "Se prende fuego la provincia, no puede salir a hablar de la reforma", aseguran. Y segundo, por la respuesta tajante que dan los diputados. No van a claudicar su voto en contra "desde que se presentó el proyecto esa es nuestra postura", dicen.

En el bloque no pasa desapercibido el asunto, el presidente de la bancada Mario Negri tiró un dardo este viernes: "parece que para algunos sectores, billetera mata galán". Sus correligionarios atienden el frente interno pero buscan mantener la relación fluida con el Gobierno nacional, fundamental para seguir enfrentando la emergencia.

El final de la historia ofrece dos alternativas, que Morales otorgue la libertad como en otros proyectos en los que estuvo a favor del oficialismo o que se rompa la relación entre el gobernador y los diputados. El caso de Jujuy resuena aunque aseguran, no es el único.

Los federales no quieren “tramite express”

En el interbloque Federal que preside Eduardo “Bali” Bucca, donde Consenso Federal ya se manifestó en contra, aún hay un puñado de diputados que mantienen un prudente silencio para negociar los tiempos con los referentes del oficialismo. A diferencia de Juntos por el Cambio, creen que hay espacio para discutir modificaciones en la Justicia pero consideran "inoportuno acelerar el debate”. Una reforma en la Justicia “es una demanda de la sociedad", afirman.

Hacia el interior del interbloque Federal va ganando una posición dura contra el avance del proyecto en un contexto que no genera el marco preciso para un trámite express. "Si apuran la discusión la vemos complicada para el oficialismo", aseguran. Massa dio una señal a este pedido y anticipó que “había otros temas importantes” antes de la Reforma Judicial.

En la bancada también conviven los cordobeses que responden a Juan Schiaretti, que confirmaron al final de la semana que no iban “a votar la ley”. Con cierta ambigüedad en la comunicación, no dicen que votarán en contra, lo que no descarta la posibilidad de dar quórum y jugar una abstención al momento de la votación, algo que podría facilitar de manera involuntaria una victoria del oficialismo.

Por su parte, el interbloque Unidad Federal para el Desarrollo, que suele aportar 8 voluntades en las votaciones al Frente de Todos mostró una división con la negativa de Avila. "Tiene muchos tironeos políticos en su provincia", comentaron al interior del bloque pero advirtieron: "Así como viene del Senado, es muy difícil votar la reforma".

El quórum más importante que los votos

El número que necesita el Frente de Todos es 129 diputados, pero no al momento de votar la iniciativa, sino para habilitar una sesión. Hoy en día, el oficialismo dice tener 125 de esas voluntades dispuestas a dar un aval al proyecto. 118 propios (por la licencia de José De Mendiguren) y 7 diputados de bloques del interior (Misiones, Rio Negro, Neuquen). Sin que ninguno esté del todo asegurado, la posibilidad de conseguir al menos cuatro legisladores dispuestos a sentarse en el quórum es el primero de los pasos.

Como fue mencionado, los cordobeses “no acompañarán” la reforma pero no confirman un voto en contra ni una ausencia en el quórum. Ahí queda la puerta abierta a una abstención dejando a los 116 votos en contra que tiene Juntos por el Cambio aún lejos de poder lograr un rechazo ante los 125 que dice tener el oficialismo.

Para lograr mayores consensos, el oficialismo deberá abrir el proyecto como lo hizo en el Senado, con la diferencia que en ese punto, de confirmarse modificaciones, el proyecto deberá volver a tratarse en la Cámara alta. El tiempo, ese divino tesoro, uno de los factores de negociación en una reforma que todavía tiene mucho terreno por recorrer en el Congreso.