"Ni culebrones, ni preferidas, ni llantos ni peleas. Dejen de usar categorías de novelas del siglo pasado o de cuentos de princesas para describirnos. Mujeres gobernando, con compromiso, esfuerzo y convicción", lanzó la Portavoz de Presidencia, Gabriela Cerruti, en su tradicional conferencia de prensa de los jueves en respuesta a los cuestionamientos al último decreto presidencial que busca garantizar la paridad de género en los cargos gubernamentales.

“Desde que estos temas empezaron a ser discutidos públicamente y desde que diferentes mujeres empezamos a asumir cargos de dirección dentro del Gobierno, hemos visto como el discurso político y periodístico para referirse a estas situaciones usa categorías que tienen que ver con cuentos de hadas y brujas o con las novelas del Siglo XX", agregó. Horas más tardes, las funcionarias del gobiernos lanzaron a través de sus redes un mensaje: "Ni preferidas ni culebrones. Mujeres gobernando. Juntas".

Y esa, ¿cómo llegó hasta acá?

El término "mujeres gobernando" no es una composición gramatical al azar para contar que hay mujeres en el gobierno sino el término que las propias funcionarias, las que asumieron con Alberto Fernández en 2019 y las que se unieron con el tiempo, eligieron para darle visibilidad a su participación y a la necesidad que las políticas feministas ocupen espacios centrales de poder, donde se toman las decisiones. 

En el grupo de WhatsApp, ministras, secretarias y directoras de secretarías de todo el país dialogan e intercambian ideas para incorporar la perspectiva de género a las políticas públicas. Algunas de sus integrantes son Elizabeth Gómez Alcorta, Vilma Ibarra, Cecilia Todesca, Gabriela Cerrutti, Cecilia Nicolini, Carla Vizzotti, Mercedes  D'Alessandro, Malena Galmarini y muchas más. En total son 256.

Mujeres gobernando se arma, desarma y se vuelve a armar a diario. Hay opiniones, debates, ideas, enojos. Hay política. En su historial cargan con victorias como la legalización del aborto, cupo laboral trans, DNI para personas no binarias, el programa Registradas, el reconocimiento de aportes por tareas de cuidado y varias más. Vizzotti y Nicolini fueron también las encargadas de coordinar el plan estratégico de vacunación contra el Covid-19. 

No siempre son victorias y la trascendencia en espacios históricamente masculinizados tiene consecuencias. La sorpresiva derrota del Frente de Todos en las elecciones legislativas del 2021 fue el gran trago amargo a digerir. Los cambios en el gabinete eran inminentes y el reemplazo de Santiago Cafiero por Juan Manzur en la jefatura de gabinete causó estragos e implicó, por ejemplo, la salida de Cecilia "Checha" Merchán de la secretaria de Políticas de Igualdad y Diversidad del Ministerio de Mujeres. Tanto Merchán como Gómez Alcorta lo habían denunciado en 2019 por obstaculizar el aborto legal a una niña de 11 años que había sido violada por la pareja de su abuela. Ahora era su jefe.

El gobierno debía barajar y dar de nuevo para encarar lo que le queda de mandato y eso solo era posible con estrategia política que contenga a todos los bandos de la coalición oficialista. No gustó ni se aprobó pero los lugares ganados y ocupados no se iban a abandonar. 

Hoy cierto sector del periodismo habla de "duplas decrecientes" o "culebrón" para retratar esas estrategias políticas que incluyen designaciones o medidas. Nadie catalogó de manera novelística el cambio de Cafiero, la salida de Luis Basterra, de Nicolás Trotta o la de Felipe Solá. 

La ética y el rigor periodístico a veces desaparece cuando la apuntada es una funcionaria mujer. Al final del día, muchas plumas siguen atadas a la duda moral que recae sobre las mujeres: "y esa, ¿Cómo llegó hasta acá?".