La sequía parece ir quedando. La producción estimada para la campaña fina 2023/24 llega a las 23 millones de toneladas, con 18 millones aportados por el trigo y las 5 millones restantes por la cebada, de acuerdo con las proyecciones presentadas por la Bolsa de Cereales.

Todo esto generará un aporte en exportaciones por US$ 4.545 millones, y se transforma también en una buena noticia para el Gobierno que asumirá el próximo 10 de diciembre, momento en que comienzan las ventas al exterior.

Así lo determinó el documento presentado en el marco del Seminario “Agrotendencias 2023”, en el que los técnicos de la BCBA estimaron un área sembrada de 7,6 millones de hectáreas para la cosecha “fina”, de las cuales 6,3 millones se destinarán al trigo y 1,3 millón de cebada.

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Si bien los 18 millones de toneladas de trigo están muy lejos de los 22 millones de la campaña 2021/22, resulta un repunte importante en relación a las 15 millones de la cosecha 2022/23.

Sin embargo, el presidente de la Bolsa de Cereales, José Martins, advirtió que el sector se enfrentará la campaña "con muchas más incertidumbres que certezas”.

“Necesitamos de la política, un entendimiento de nuestra actividad. Nada de subsidios y prebendas. Solo un escenario de reglas claras, sostenibles en el tiempo que den previsibilidad a un sector que invierte y genera divisas, empleo y riqueza de manera federal”, enfatizó Martíns, quien también lidera el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) que planteó a comienzos del gobierno de Alberto Fernández un programa para incrementar la producción a la par de una baja de las retenciones al campo.

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Más allá de las declaraciones, el informe técnico de la BCBA destacó que "existen oportunidades en los mercados internacionales para los granos de fina a pesar del contexto de incertidumbre global", estimando las exportaciones de trigo de la campaña 2023/24 en 11,2 millones de toneladas.

El trigo y la cebada, tradiciones cultivos de fina del país, buscarán su revancha en el nuevo ciclo que está por comenzar, tras la última sequía que dejó muy golpeado al sector.

Solo en el primer cuatrimestre de este año, la balanza comercial arrojo un déficit de US$ 1.469 millones, revirtiendo el superávit de US$ 2.840 millones de enero-abril del año pasado, debido a la fuerte caída en la venta de trigo, el adelantamiento de las exportaciones de soja producidas el año pasado, y la reducción también de los embarques de maíz.

La BCBA, contemplando la cosecha de cebada y trigo, estimó un aporte a la economía de US$ 5.427 millones, con las exportaciones, por ejemplo de trigo que se ubicarán por encima de los 11 millones de toneladas, que generarán ingresos por US$ 4.545 millones, un 45% de aumento en relación a las que comenzaron en diciembre del año pasado y terminaron en abril.

Además, la campaña fina aportará US$ 1.593 millones a la recaudación impositiva, con un aumento del 27% interanual.