"Creo que antes de fin de año podremos volver a las clases", dijo días atrás el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta. La declaración sonó más a expresión de deseo, mientras se discute con la ciudad de Buenos Aires el planteo porteño de un paulatino regreso a las aulas. 

La realidad muestra que, actualmente, sólo el 0,2% de los alumnos del país concurren a clases presenciales. Así lo refleja un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec). Son 22.537 estudiantes (de una población conformada por más de 11 millones de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos) que pertenecen a las provincias de La Pampa y Formosa.

En ambas provincias las clases presenciales incluyen a estudiantes de niveles primarias y secundarios y en forma optativa. Hay otros distritos que intentaron en agosto el regreso a las aulas pero que, por rebrotes de Covid-19, debieron suspender las clases. Se trata de San Juan, Jujuy y Catamarca. 

Según datos del Ministerio de Educación, en los últimos 6 meses “el 10% de los estudiantes tuvo contacto con la escuela dos o tres veces por mes o no tuvo contacto”.

El Cippec señala que “la interrupción del encuentro físico entre estudiantes y docentes en las aulas tiene efectos en el corto y en el largo plazo”, que se reflejan en una “profundización de la desigualdad”. En ese sentido, propone planificar un pronto regreso en base a cinco pilares: espacios seguros, justicia educativa (mitigar desigualdades a través de la presencialidad), flexibilidad (para reaperturas y cierres), creatividad y confianza.

Sólo el 0,02% de los alumnos concurren a clases presenciales  en todo el país