El nuevo gabinete económico parece estar mostrando mayor independencia de las presiones que recibía Martín Guzmán desde la Vicepresidencia de la Nación. Sin embargo, no puede sortear las restricciones que impone una economía que tiene fundamentos débiles.

Esos fundamentos poco sólidos son variados y están interconectados, pero lo que más acucia actualmente es la falta de divisas. Ya no sólo la tendencia sino el nivel y las perspectivas. El BCRA tuvo que salir a comunicar que está utilizando el swap con China debido a que las reservas líquidas están en niveles negativos. No hay mayor detalle al respecto, pero al menos sirve para responder ante las preguntas acerca de si están utilizando el respaldo de los depósitos en dólares.

La pérdida de reservas y la elevada brecha cambiaria son claras señales de que el tipo de cambio se encuentra en un nivel bajo. No hablamos de un gran atraso, pero no es suficiente para sostener una cuenta corriente superavitaria y menos para acumular reservas tal como exige el acuerdo con el FMI.

El diagnóstico del equipo económico es curioso. Parece que prefiere acumular reservas para luego devaluar. La lógica indica que los pasos son los inversos, se deprecia el peso para justamente acumular divisas. Claro que devaluar en un contexto inflacionario como el actual traerá mayor pobreza, pero siempre en economía las cosas se analizan en términos de las alternativas posibles. La alternativa a no devaluar es seguir frenando pagos al exterior y diferir la decisión de depreciar el peso hacia el futuro, y mientras más se demore la corrección cambiaria, más costos tendrá.

Por otro lado, se suele mencionar que devaluar sin un plan detrás es en vano. No necesariamente. Este equipo no tiene como objetivo de un programa el crecimiento económico, sino un plan de supervivencia para llegar a fines de 2023 con la menor sensación de inestabilidad.

Por el momento la suba de tasas y el compromiso fiscal van en la dirección correcta para lograr reducir esa inestabilidad, pero en el frente cambiario no hay avances. El adelanto de las exportaciones anunciado aún no logra efectivizarse. El relato que comenzó en que hay USD 20.000 M que en lugar de estar en el BCRA están en silobolsas es inverosímil. No hay demora en la venta de granos por ese monto, apenas uno puede pensar que esos comportamientos significan, como máximo, unos USD 3.000 M.

D. Rodrik estimó un nivel mínimo de reservas con los que debe funcionar un país para no tener problemas de liquidez. Ese valor era el equivalente a 4 meses de importaciones, es decir que faltarían unos USD 25.000 M para que la economía pueda funcionar sin problemas. Un nivel muy superior a los USD 3.000 M que puede aportar efectivamente el agro y la pesca.

Las miradas están puestas en el BCRA: no está teniendo ni una política anti inflacionaria clara, ni de promoción deliberada de la actividad, ni una política cambiaria acorde a la coyuntura. Es en ese frente donde justamente menos reflejos se muestran. La suba de tasas de interés no deja de ser lo mismo que sucedió en meses anteriores, la semana en la cual se conoce el aumento de expectativas de inflación futura y la inflación del mes anterior, suben las tasas de interés. Un acto reflejo que es insuficiente para pasar los próximos dos trimestres. En septiembre con la revisión de las metas de junio y con la meta del tercer trimestre a punto de cerrar, el FMI exigirá avances en el frente cambiario y será difícil encontrar excusas para no tomar medidas.