La denuncia que el presidente Alberto Fernández hizo este miércoles en la Justicia federal contra el candidato a presidente de La Libertad Avanza, Javier Milei, por infundir “temor en la población” por sus declaraciones en contra del peso, que impulsaron la corrida cambiaria no cayó nada bien en el comando de campaña del candidato Sergio Massa.

Se cortó solo. No estaba consensuado. Tiró la bomba de humo y se fue”, son algunas de las consideraciones más leves entre quienes trabajan en la postulación del ministro de Economía en representación del oficialismo.

Se trata de un nuevo cortocircuito entre el candidato presidencial de Unión por la Patria y el presidente saliente del oficialismo Alberto Fernández, quien no pudo buscar un nuevo mandato por el decepcionante desempeño de su gobierno, en medio de un contexto internacional complicado, es cierto.

Pero cerca del ministro candidato creen que el presidente saliente se la dejó servida al candidato de la ultraderecha para decir que el Gobierno busca su proscripción cuando apenas faltan días para las elecciones generales del 22 de octubre y un poco más de un mes para el ballotage del 19 de noviembre.

No es que Massa no considere que los dichos de Milei este lunes, cuando dijo que el peso era menos que un excremento, o la semana pasada, cuando llamó a no renovar los plazos fijos, no generen incertidumbre o tengan incidencia en los mercados, pero su idea es no judicializar la política.

En cambio el ministro si cree que es necesario perseguir a los operadores de la City que especulan con los movimientos del dólar, por lo cual impulsa las investigaciones penales contra los cambistas, cómo los que se hicieran el mismo miércoles en el microcentro porteño.

Al contrario, en el comando de campaña del ministro candidato creen que a la especulación y a las declaraciones irresponsables del candidato libertario se le contesta con más gestión y llamados a la unidad nacional entre quienes comparten los mismos valores cómo hizo Massa durante los debates presidenciales.

De ahi su pregunta a Myriam Bregman el último domingo sobre si creía que eran todos lo mismo. Sin decirlo abiertamente, ya se piensa en la segunda vuelta y en los dos o tres puntos que pueda cosechar la izquierda. En el mismo sentido se buscará a los votos de Juan Schiaretti, después del 22 de octubre.

El discurso de Massa va a seguir en la línea de interpelar a quienes creen en las universidades públicas (donde el radicalismo tiene históricamente sus bastiones) y en un estado presente, frente a un candidato que cree que cuanto peor, mejor (para él).

El ministro tiene previsto seguir sus recorridas por el interior (Entre Ríos, Mendoza, Santa Cruz, el conurbano bonaerense) en el último tramo de la campaña, convencido de que ya tiene asegurado su pase a la segunda vuelta.

Votar al Milei, es como llamar a un pirómano para que apague el fuego”, dicen en el bunker de campaña de UP. Están convencidos de que pese a la corrida cambiara y la inflación desatada, el candidato del oficialismo sigue siendo competitivo.