La Cámpora volvió a quedar en offside en el Frente de Todos. Tras una nueva presión contra el Poder Ejecutivo, en un intento de quitarle respaldo político en pleno principio de entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el oficialismo cerró filas con la oposición y logró un amplio consenso para darle media sanción al proyecto esta tarde en la Cámara de Diputados.

Desde su asunción, la coalición gobernante tuvo que surfear las grandes olas de un mar revoltoso generado por los diferentes polos. Además de polemizar permanentemente con Juntos por el Cambio y las otras fuerzas opositoras, también tuvo que lidiar con las crisis internas y las disputas por la forma de liderar los destinos del país.

La relación fue tirante desde el principio, pero su primer punto de detonación fue post elecciones PASO,cuando se vio el primer desplante público del kirchnerismo. Luego de una dolorosa derrota en Provincia de Buenos Aires por más de 5 puntos, en una contienda que protagonizaron los diputados Victoria Tolosa Paz y Diego Santilli, al despacho presidencial de Alberto Fernández llegaron una catarata de renuncias de ministros ligados al kirchnerismo. ¿Cuál fue el plan? Forzar salidas de sus pares e intentar copar el Gabinete con funcionarios con el chip del Instituto Patria.

En ese desplante público, uno de los primeros en poner a disposición su renuncia fue Eduardo de Pedro, el ministro del Interior que tanto solían elogiar los gobernadores, tanto oficialistas como opositores. Desde ese momento, la relación entre el titular del Poder Ejecutivo y "Wado" dejó de ser la misma, a tal punto que solo se limitó a cumplir con sus funciones ministeriales, alejándose del armado nacional y de la conversación diaria con la presidencia.

Pese al desplante de Máximo, el Gobierno avanzó con el acuerdo: ¿cuál es el futuro de La Cámpora en la coalición?

A pesar de la "apretada", La Cámpora no terminó logrando ninguna modificación sustancial en el Gabinete. Alberto Fernández, en una rígida postura, defendió a los suyos y mantuvo a todo el gabinete económico. Apenas se limitó a dar algunas concesiones, como el pase de Santiago Cafiero a la Cancillería y la llegada del tucumano Juan Manzur, el jefe de Gabinete de Ministros que llegó como una "súper figura" y hoy terminó quedando relegado a las decisiones de la Casa Rosada. A eso se le suma que su perfil perdió vuelo con la llegada de Gabriela Cerruti, la portavoz de la Presidencia encargada de comunicar todas las decisiones del Gobierno.

Luego de dos años de intensas negociaciones, el Gobierno, con Martín Guzmán a la cabeza, anunció a principios de 2022 el principio de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El entendimiento no implicaría que haya reformas laborales ni jubilatorias, aunque sí habrá evaluaciones trimestrales y un estricto plan de reducción de subsidios energéticos y emisión monetaria, entre otros puntos condicionantes para la política económica de Argentina.

Lejos de mostrar consenso, La Cámpora volvió a sacar sus colmillos e intentó lanzar un segundo mensaje. Máximo Kirchner, en una decisión no del todo consensuada con la cúpula camporista, renunció a la presidencia del bloque de Diputados, dejando en claro que no coincidía en cómo llevó adelante el Gobierno las conversaciones con el organismo multilateral de crédito.

"Sería más que incorrecto aferrarse a la Presidencia del Bloque cuando no se puede acompañar un proyecto de una centralidad tan decisiva en términos del presente y los años que vendrán. Algunos se preguntaran qué opción ofrezco. En principio, llamar a las cosas por su nombre: no hablar de una dura negociación cuando no lo fue, y mucho menos hablar de “beneficios”. La realidad es dura. Vi al presidente (Néstor) Kirchner quemar su vida en este tipo de situaciones", había comunicado en una carta de dos páginas.

Máximo Kirchner, Martín Guzmán y Sergio Massa, un tridente que dejó de tener buena sintonía
Máximo Kirchner, Martín Guzmán y Sergio Massa, un tridente que dejó de tener buena sintonía

A partir de este nuevo desplante, el Gobierno barajó y dio de nuevo. El jefe de Estado, en acuerdo con Sergio Massa, sus ojos en el Congreso, eligió a Germán Martínez como el diputado capaz de aglutinar a propios y ajenos detrás de un objetivo claro: aprobar el programa de "Facilidades Extendidas" con el FMI que reemplaza al fallido "Stand By" de la gestión Cambiemos.

Si bien Martínez fue importante para promover el diálogo político, Massa terminó siendo el hombre clave para convencer a los legisladores de Juntos por el Cambio, que también sufrieron su interna partidaria. En el debate de comisiones quedaron claras las diferencias dentro de la coalición opositora, principalmente por la rigidez del PRO y el insólito plan de los "halcones" de querer empujar a la Argentina al default. Esto último fue fogoneado por el ex presidente, Mauricio Macri y por la titular del espacio, la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich, algo que anticipó Data Clave.

Pero en el Frente de Todos no fue sólo La Cámpora el espacio que quiso boicotear el acuerdo. A eso se suma el Frente Patria Grande que dirige el referente social Juan Grabois. Este espacio cuenta con tres bancas, ocupadas actualmente por Itaí HagmanFederico Fagioli y Natalia Zaracho. Otros dos votos que perdieron antes de empezar la discusión son los de Juan Carlos Alderete, y la dirigente comunista Lía Verónica Caliva, de la Corriente Clasista y Combativa (CCC).

El desplante de Máximo fue celebrado con bombos y platillos por estos sectores minoritarios que, en la realidad política actual, tienen más peso político que votos. A pesar de esto, desde La Cámpora se despegaron rápidamente de los "anti sistema" con cargos institucionales. Incluso, como reveló Data Clave, el festejo anticipado le valió un tirón de oreja a Hagman por parte del propio Máximo Kirchner.

Las negociaciones en el Congreso fueron frenéticas y a contrarreloj. En las últimas horas del miércoles, luego de la sangre derramada que dejó la discusión política -léase la nota sobre la debilidad de Martín Guzmán ante la cintura de Sergio Massa-, el oficialismo logró sacar un dictamen favorable que terminó "contentando" a la oposición. La votación se desarrollará a partir de las 14 horas y, según pudo saber Data Clave, el oficialismo podría superar los 210 votos afirmativos, es decir el 80% de los miembros de la Cámara de Diputados.

Máximo Kirchner llegó muy temprano al Congreso, pero su posición sigue siendo una incógnita. Legisladores vinculados a La Cámpora, que prefirieron mantener la discreción, le dijeron a Data Clave que sobre el proyecto actual "hay muchas ideas comunes" y que "están hablando" sobre cómo proceder en el recinto. A su vez, también confirmaron que lo que vaya indicando el tablero será clave para definir la evaluación. ¿Qué quiere decir esto? Si están los votos, lo más probable es que se abstengan, una de las ecuaciones que se barajó desde el principio de la renuncia de Máximo.

Lo cierto es que La Cámpora sufrió otro revés político y recibió la confirmación de que el oficialismo puede moverse con soltura en el Parlamento sin sus avales. ¿Con más concesiones? Probablemente, pero con la misión efectiva de sacar adelante proyectos que son trascendentales para los próximos años de la Argentina. De aprobarse en Diputados, el proyecto del FMI pasará el Senado y ahí será Cristina Kirchner la encargada de aglutinar a los frentes. Cuenta con una ventaja: en la Cámara Alta se expresa con mayor claridad el reclamo de los gobernadores, que ya dejaron en claro que no quieren un default.